La introducción de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) como instrumento de la Educación, ha sido el motor de importantes cambios e impactos que influyeron en distinto grado en el hecho educativo. Uno de los efectos más sensibles es el contagio de la vertiginosidad con que se suceden los cambios, de la mano de una evolución tecnológica dinámica, frenética y constante, impresionando así a muchos especialistas que en ocasiones se refieren a esta nueva realidad en términos de -revolución-.

¿UNA NUEVA REVOLUCIÓN EDUCATIVA?

Pero es necesario señalar que una revolución de esta magnitud no se agota en la utilización de los instrumentos, sino que debe estar complementada con contenidos especialmente preparados para este tipo de enseñanza. Vale decir que no se trata de publicar en las plataformas de formación los mismos cursos que se venden en CDs, o colgar de la red interminables y tediosos textos en formato de word o en documentos PDF; sino que cada uno de los materiales que se entregan a los alumnos de una actividad formativa a distancia, deben ser adaptados cuidadosamente para el tipo de experiencia educativa que habrá de emprender.